Ventana-Puerta...

Vivido como pocos el recuerdo la retumba de cuando en cuando...cual imagen espectral de esas propias de los martes trece...solo conserva su cordura (muchas veces entredicha), unos jean algo gastados y una sucia camisa. todo lo demas lo perdió o en un principio nunca fue de ella, apenas logró apropiarse de si misma esa noche cuando recobró algo de fuerzas y le dijo adios a esa casa que pocas veces fue hogar y tantas cuantas fue una cruel condena.


Rodeada siempre de desgracia, la buenaventura nunca llegó a ser de su agrado, el morado se tornó entre tantos su color mas preciado, predilecto como pocos lo lucia a cada rato: en sus brazos, sus mejillas, sombreando sus hermosos ojos verdes con tonos amarronados...esos que fueron cuna de tanta esperanza y hoy son reservorio de agua de la mas salada (competencia recia inclusive del mar muerto) , amaneceres desvanecidos, sombrios tintes grises y flashbacks abogando misericordiosamente por algo de olvido.

Amaba como no se ama...la pobre nunca habria aprendido, a quererse a ella misma primero, a priorizarse en la vida o hacerse dueña de ella, prefiriendo hacerlo por ese pobre hombre bandido (adjetivos muy amables para referirse a esa inutil basura), quien robo su inocencia...tan bella inocencia...sus hermosos bucles amarillos, sus pequeños dientes de perla y los restos de autoestima que pudieron después de tanto pasar del tiempo persistido.

Pero esa noche, como todas, ella miraba al techo luego que el de manera asidua y morbosa con ella hubiese consumado vanales deseos intoxicados de notas de alcohol etilico. Sus lagrimas no caian…se habian secado de tanto hacerlo, en cambio entraba en abstracción absoluta imaginandose volando entre versos…musitando alguna frase con Garcia Marquez o tomando a lo mejor un café con Botero, en ese momento pensó en huir como siempre lo hacia pero nunca se habia dispuesto…hasta ese dia…que extrañamente encontro un impulso vital que la precipitó a hacerlo.

Se llevó su moral, la ropa poco agraciada que llevaba puesta y unos pocos ahorros que escondia en una vieja y evidentemente añejada por el tiempo cesta…miró al pasado y sin ningun sentimiento de apego impulsó a su rodilla derecha a tomar algo de coraje y marchar presta, saliendo por la ventana (que hoy le parecia una gran puerta) a jugarse la vida...a jugar a ser Dios...para adueñarse de su papel en la travesia…sorteandose otro futuro venidero. A lo mejor no tan mejor que este, poco propio de un adornado cuento de hadas…pero una historia suya…añorada…con su nombre en puño y letra y sus palabras como premisas enarboladas…


Gabriela B